El 6 de febrero de 2011 nada ni nadie podía presagiar lo que sucedería. Un domingo más de carreras, con el Rally Ronde de Andora, a punto de iniciar su último día de actividad, con la presencia, entre sus participantes, de un piloto de F1 como Robert Kubica.
Sin embargo, la tragedia rondó ese domingo y la estrella de la carrera, el piloto de F1, sufrió un tremendo accidente donde a punto estuvo de perder su brazo derecho, seriamente lesionado y casi cercenado por un pedazo de guardarrail que se metió adentro del Skoda despistado.Para muchos las graves lesiones significaban el final de la carrera de Kubica. Los meses posteriores fueron durísimos para el piloto polaco. Íntimamente supo, por lo menos en esos momentos, que sus días como piloto de F1 estaban terminados.
En su larga recuperación seguramente tuvo tiempo de repasar casi en cámara lenta el camino que lo había llevado a convertirse en uno de los mejores pilotos del lapso 2007/2010 en la máxima categoría del automovilismo mundial.
Su estrella supo brillar en el equipo Sauber-BMW desde el mismo momento que comenzó a probar sus coches. Ni hablar cuando, sorpresivamente antes de Hungría 2006 fue confirmado como piloto titular reemplazando a Jacques Villeneuve. Tuvo carreras brillantes, se convirtió en uno de los más rápidos y se ganó el respeto de sus colegas de pista.
La movilidad en su brazo derecho nunca más fue la misma. Tampoco la fuerza. Su pasión lo llevó a correr en rally y, a decir verdad, Kubica tuvo más despistes y accidentes que buenos resultados. Nunca se amilanó. Al contrario. Siguió con la recuperación y trabajó arduamente porque en su cabeza y corazón lo único que importaba era volver a pilotar un auto de F1.
A lo largo de estos duros años pudo probar un DTM, fue piloto oficial en el WRC, manejó un auto de Fórmula E y volvió al volante de un F1. Fue en Valencia a bordo de un Lotus. Y Kubica se sintió muy bien, tanto en lo físico como en la prestación final del ensayo. Sorprendió a Renault, cuyos directores e ingenieros lo invitaron al simulador para hacer pruebas más fuertes. Y dicen que marcó tiempos más rápidos que Hülkenberg y Palmer. Y que tan bueno fue su rendimiento que otra vez Renault lo convocó a probar.
Él mismo dice estar a pleno para conducir. Es el mismo de Canadá 2007 cuando tuvo otro espectacular accidente donde el Sauber se fue despedazando luego de impactar contra el guardarrail, o el de Canadá 2008 donde ganó su único GP.
Hoy espera ansioso el miércoles 2 de agosto para sentarse sobre el Renault y participar de las pruebas en Hungría, donde todos los equipos estarán presentes.
La ilusión para ser piloto titular lo mantiene motivado como nunca. Se rumorea que en Bélgica, luego del break de verano, Kubica pueda tomar el lugar de Palmer e incluso se habla de 2018 integrado junto con Hulkenberg.
Su forma física es inmejorable. Tiene el más bajo peso desde 2008 a la fecha. Se siente fuerte y ha perdido las dudas sobre su capacidad para pilotar un F1 luego de la prueba de Valencia.
Está cerca, muy cerca de retornar a su sueño. En días podrá comprobar si puede hacerlo realidad.
¿Ustedes que opinan?