Desde su entrada en la competición el año pasado, el equipo Haas ha sufrido innumerables contratiempos con un elemento de su monoplaza: los frenos. Los norteamericanos fueron alternando entre los proveedores de frenos para intentar solventar ese continuo problema, pero este continúa hasta ahora. Pero en Bakú, Romain Grosjean ya no pudo morderse más la lengua.
La gota que colmó el vaso
En el pasado Gran Premio de Azerbaiyán, la situación llegó a ser insostenible, especialmente para Romain Grosjean quien no ocultó su frustración. El francés está cansado de aguantar estos problemas, cambiar entre Carbone Industrie y Brembo para no sentirse cómodo en su coche. En la carrera de Bakú, Kevin Magnussen tuvo una excepcional actuación con el VF-17, mientras que Romain estaba al final del pelotón y sin opciones de luchar.
El francés no hizo declaraciones para el equipo en el post carrera, como hace siempre. 'No post-race comments were made', es decir, no se hicieron comentarios. Solo declaró para Canal + francés en el que se le veía derrotado por esta insostenible situación. Romain comentó lo incómodo que se sentía, o mejor dicho, inseguro desde los entrenamientos libres hasta que concluyó la carrera. El piloto quiere que se estudie en profundidad este revés para buscarle una solución. Aunque lo más grave es que temía por sí mismo en el trascurso de la carrera, considera que todo esto es inadmisible.
"No hay comentarios que hacer. El fin de semana ha sido catastrófico de principio a fin, no hubo ni un momento en el que hubiera un brillo de esperanza. Debemos plantearnos preguntas para encontrar los problemas. No podemos tener cinco sesiones de un fin de semana y cada vez con un problema de frenos. Se convierte en peligroso. Temía por mi seguridad durante un momento, eso va demasiado lejos".