Las pasiones se sienten, no se explican. Las pasiones se disfrutan o se sufren, sin término medio. Las pasiones no saben de análisis. Las pasiones enceguecen, tanto para bien como para mal. Por eso, no será tarea fácil que usted, al leer esta columna de opinión, pueda sustraerse de la pasión que le genera la F1, de la mano de Hamilton y Mercedes, o de la mano de Vettel y Ferrari.
Les cuento. Mostraré objetivamente el cuadro de situación creado en Bakú entre los dos máximos postulantes al campeonato del mundo. Después, cada uno podrá sacar las conclusiones pertinentes y, estoy seguro de ello, difícilmente todos estemos de acuerdo.
Bien. La carrera de Bakú tiene un quiebre con la salida del segundo Safety Car. Hamilton, que había sido hábil y veloz en el primer relanzamiento, decidió en este caso ralentizar la fila para acelerar y sorprender a sus rivales. Visualmente la primera impresión es que desacelera, o frena, o baja una marcha, lo que produce que Vettel, su inmediato perseguidor, lo embista. El alemán venía pegado a los escapes del Mercedes tratando de no perder terreno para generar una maniobra de sobrepaso en la recta principal. Pues nada de eso ocurrió. El Ferrari embistió levemente al Mercedes, con daños menores en ambos coches, e inmediatamente Vettel enfureció, quejándose con sus manos levantadas; de buenas a primeras se colocó a la par de Hamilton y provocó una colisión. Literalmente le tiró un 'cochazo'. Todo ocurrió a baja velocidad y por eso no hubo roturas ni en el Ferrari ni en el Mercedes.
Hasta aquí los hechos de acuerdo a cómo se vieron. Después, las conjeturas. Que lo de Hamilton no fue deportivo, que no debió hacer lo que hizo; que lo de Vettel no tiene cómo justificarse y que su reacción desmedida debió ser penalizada con mucho más de los 10 segundos y la quita de 3 puntos en su licencia.
A favor del piloto de Mercedes cuenta el revelamiento de datos que hizo la FIA donde ratifican que no frenó y que tan solo hay una pequeña desaceleración.
Bien. Las declaraciones posteriores de ambos han sido no precisamente para calmar las aguas. Hamilton poco menos que lo desafió a arreglar las cosas como hombres, como si esto se tratara de una vulgar pelea callejera. Vettel reclamó a viva voz una sanción para su rival, expresó que no tenía nada contra Lewis y que lo hablaría personalmente.
Mi opinión
Les daré mi opinión, que podrá coincidir o no con la de ustedes.
Hamilton jugó al límite sus cartas. Tantas vueltas detrás del Safety Car a marcha lenta enfriaban sobremanera sus neumáticos. Por eso quiso apilar a toda la fila, que frenen todos, y acelerar para obtener los metros que le permitieran mantener la punta. Muy jugado, muy cerca de lo ilegal, pero dentro de lo permitido.
Vettel mordió el anzuelo. Obvio que no era la intención de Hamilton producir un choque pero Vettel entró por el aro. Entendió la estrategia del inglés, su Ferrari con gomas frías era mejor que su rival, se soldó casi a la cola del Mercedes para no perder un centímetro y literalmente se lo comió. Y allí enloqueció. Lo emparejó y le tiró el coche encima. Lo chocó.
Se excedió el ferrarista. Se bloqueó. No pensó. O pensó que todo terminaba. No lo sé.
Me parece que la F1 necesita de rivalidades pero no de este tipo de situaciones donde por un desborde temperamental puedes chocar el monoplaza de tu rival así porque sí. Ojo, no fue un toque peleando una posición. Fue un choque adrede luego de una maniobra al límite del reglamento.
En el siguiente punto quizás no encontremos parámetros. La sanción fueron 10 segundos y 3 puntos menos en su licencia. Los comisarios deben haber evaluado toda la situación y por eso determinaron esas penalizaciones. Yo no estoy de acuerdo. Insisto, esas reacciones no son ejemplo ni creo que se justifiquen en un tetracampeón del mundo. Un toque en plena carrera es distinto. Un choque así como el que le propinó a Hamilton con Safety Car, debió haber sido sancionado con una exclusión.
La F1 siempre ha tenido en su historia grandes duelos. El de Hamilton-Vettel es uno de ellos pero en la pista, con el acelerador a fondo y no con maniobras como la de ayer. No sirve la "viveza" de Hamilton ni la "calentura" de Vettel. Así no.
Veremos cómo sigue esta batalla en lo que resta de la temporada. Hay algo seguro y es que cada uno hará todo lo posible, y hasta lo imposible, por batir al otro. Vienen tiempos de confrontación. Dos grandes pilotos en busca de dirimir un campeonato. Aunque lo de Bakú haya sido una mala nota para ambos, los dos tienen el crédito abierto y lo mejor, seguramente, está por venir.