"Eso me hizo recapacitar. Me dije a mi mismo que eso podía pasarle a cualquier otro y en cualquier circuito. Y si no lo aceptas, entonces tienes un problema. Nunca me marchaba de casa temiendo no volver, sólo con la esperanza de ganar la carrera."
"Lo importante es saber en qué punto el riesgo que tomas ya no puede calcularse. Siempre he ido al límite, aunque a veces tuve mala suerte, como en Silverstone", en referencia a la fractura de pierna que sufrió en el GP de Gran Bretaña en 1999.
Michael es consciente de que la muerte es inevitable: "¿Que si tengo hechas mis últimas voluntades? Por supuesto, y le recomiendo a todo el mundo que haga lo mismo."Sobre sus escarceos con las dos ruedas: "No me he marcado ningún objetivo en particular con las motos porque he comenzado demasiado tarde. Ya he completado mi carrera profesional y ahora sólo quiero disfrutar."
Además, esta semana el piloto alemán se ha revelado como uno de los donantes más importantes en la lista de la fundación humanitaria que creó el ex-presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Donó entre 5 y 10 millones de dólares para luchar contra el SIDA y el cambio climático.
Clinton publicó la lista para evitar que sugiriera un conflicto de intereses ahora que su esposa Hillary se prepara para convertirse en secretaria del estado en la nueva administración de Barack Obama.