Magny-Cours se ha quedado finalmente sin carrera y sin tiempo de encontrar una alternativa, a Prost esto no le extraña del todo: "El problema es que tendemos a ser un poco anti-coches."
Prost apoya la carrera propuesta a cuarenta minutos de París, en Flins-sur-Seine, pero de momento no ve el futuro claro. Asegura que cuando en su país se habla de automóviles, se piensa en impuestos, normas de tráfico y seguros. Algo muy alejado de otros países, como Italia, donde los coches son casi una religión o un arte: "Creo que hemos ido demasiado lejos, al igual que en el automovilismo."