Así, Wolff cree que el ritmo de Red Bull, que dio las alas a Daniel Ricciardo para firmar la pole en Mónaco, se ha convertido en una advertencia mayor para Mercedes, y ha instado a su equipo a redescubrir su dominante fórmula. "Mónaco nos dio emociones diversas. Para Lewis simplemente fue la medicina que recetó el doctor. Para Nico fue más complicado debido a la mala suerte. Pero lo principal con lo que nos fuimos fue con la seria amenaza que tenemos desde Red Bull".
"Nos hizo falta una estrategia impecable, un empuje grande por parte de Lewis y algo de suerte en la parada lenta de Daniel en boxes para lograr la victoria. He dicho esto muchas veces antes, pero no tenemos margen para respirar en este Mundial. Mantener cualquier ventaja es una lucha constante, y la presión solo hace que aumentar cada vez más. Esta impredecible temporada ha sido genial para el deporte y demuestra que la F1 sigue estando viva y en buen estado. Pero para nosotros, como equipo, hay mucho trabajo que hacer", añade el austriaco.
Por otro lado, los problemas de fiabilidad azotaron a Hamilton en las primeras cuatro carreras, y luego se cebaron con Rosberg en Mónaco. Además, el equipo sufrió doble abandono en España después de que sus dos pilotos protagonizaran una colisión en la primera vuelta de carrera. "Sigue habiendo espacio para mejorar nuestra fiabilidad, pero el empuje por conseguir más rendimiento se ha convertido en un aspecto importante también. Vimos la 50ª victoria para las Flechas Plateadas en Mónaco, un gran logro, pero si queremos construir el éxito a largo plazo, tendremos que empujar más y más".