Finalmente, ambos se recuperaron hasta terminar segundo y quinto, respectivamente, en una carrera que estuvo dominada por Nico Rosberg. A pesar de que el de Mercedes pudo ampliar su ventaja durante el Gran Premio, el jefe de Ferrari sigue diciendo que los de Maranello podrían haber sido una amenaza en una lucha directa. "Bajo circunstancias normales, habríamos tenido una muy buena oportunidad de ganar. Tuvimos mucha mala suerte y, por supuesto, es frustrante cuando eso pasa".
"No obstante, hemos de seguir persistiendo y, tarde o temprano, aunque espero que sea más bien pronto, el primer puesto en el podio llegará, porque el coche es bueno. Hemos demostrado que el monoplaza es fuerte y que la estrategia fue perfecta. Ahora pasamos página y miramos hacia el futuro, siendo un poco más positivos pero sabiendo que no estamos aún ahí. Y hemos de estarlo", añade Arrivabene en declaraciones a Autosport.
Por su lado, Sergio Marchionne, presidente de Ferrari, estuvo presente en la carrera de China por primera vez este año, y Arrivabene ha admitido que el presidente se quedó decepcionado con el resultado: "Conoce el deporte de motor, y por eso no estuvo contento, al igual que yo. Vio la carrera y las circunstancias. Se puede decir muchas cosas, pero no hay nada que puedas hacer. Cuando las cosas pasan así hay que aceptarlas, pero evidentemente no estaba contento. Si de verdad hubiera estado contento me habría preguntado: '¿Es de verdad un presidente o qué?'"