
"Honestamente, no estoy del todo seguro de por qué no funcionó. Siempre ha habido una cierta resistencia a adoptar a Red Bull plenamente como socio técnico, y también existía una diferencia de opinión técnicamente sobre las debilidades del motor. No podíamos influir en la dirección técnica del desarrollo. Mario Illien desarrolló un concepto para Renault y, en paralelo, maduró su propio proyecto, cuyo resultado fue el D-spec. Así que nunca sentí que Renault acogiera plenamente la capacidad y simulación técnica que intentamos ofrecer. Desde el principio estuvo claro que en Renault no estaban satisfechos siendo un simple proveedor, por lo que, como pudimos ver al final del año pasado, estaban buscando convertirse en un nuevo equipo participante", explicó el jefe de Red Bull para Motorsport.
Esfuerzos sin resultados
Según Horner, Red Bull dedicó sus propios recursos para tratar de ayudar a Renault a mejorar por la vía rápida, pero al final sus esfuerzos no se vieron recompensados. "Hemos invertido mucho en la creación de un grupo con algunos especialistas, por lo que teníamos capacidad para ayudar, pero no conseguimos llegar a un buen término, lo cual es realmente frustrante".
Sin embargo, el jefe de Red Bull reconoce que su equipo exigió demasiado a Renault con las demandas de su paquete, algo que puede haber contribuido a las frustraciones en cuanto a la unidad de potencia. "Obviamente, pusimos exigencias, pero cualquier equipo competitivo hubiera hecho lo mismo. Si no se exprimen los límites en cada reunión técnica y cada reunión operativa, no se puede progresar en este negocio. Ese es el enfoque que siempre hemos tenido en cualquier área", concluyó el británico.