Cuando se le preguntó a Daniil Kvyat, piloto de Red Bull, si ha habido algún progreso en el futuro del equipo en la F1 en estas dos semanas, el ruso contestó: "De hecho, no. La situación es la misma que antes, así que podéis poner las declaraciones que hice en Sochi", apuntaba Kvyat en tono de broma durante la rueda de prensa de la FIA este jueves.
En realidad, el asunto es preocupante, y Dietrich Mateschitz, propietario de Red Bull, ya dijo que el mes de octubre es la fecha tope para tener una solución, y muchos creen que la única esperanza para Red Bull es arreglar su situación con Renault. Por su lado, se espera que Toro Rosso, equipo junior de Red Bull, sí cambie de aliado y regrese a los motores Ferrari para el año próximo.
Cuando se le planteó a Carlos Sainz, piloto de Toro Rosso, sobre la última actualización del motor Renault, finalmente disponible en Austin y creada con once 'tokens', el español apuntó: "Hemos decidido mantener la actualización antigua para lo que resta del año. Sabemos que si usamos una nueva estaremos al final de la parrilla de nuevo, y es algo que no podemos permitirnos".
Y todo indica que en Red Bull han optado por la misma estrategia, algo que señala que la relación con Renault sigue siendo complicada. "No es decisión mía, pero no estoy seguro de que vayamos a obtener mucho más de un nuevo motor que nos haga tener sanciones". Daniel Ricciardo, su compañero, añade: "Lo último que he escuchado es que o es una actualización significativa, por lo que es probable que o merezca la pena probarla. Espero que nos digan algo diferente y que encontremos más potencia pero, siendo realista, no lo creo".