De lo que no hay duda es de que McLaren está empezando a ver la luz al final del túnel, después de conseguir un buen botín de puntos en el pasado Gran Premio de Hungría, donde Fernando Alonso acabó quinto y Jenson Button noveno. "Hungaroring supuso un pequeño cambio desde el punto de vista técnico. Nuestros ingenieros trabajaron muy duro para maximizar el poder del hardware que tuvimos en la pista a través de los mapas de energía y las características de conducción de los pilotos. El circuito de Hungaroring es ajetreado para el motor, ya que tiene ondulaciones que requieren un ajuste de potencia constante en cada curva, y no es sencillo lograrlo", apunta el de Honda.
Además, Arai también habló sobre lo duro que iba a ser el primer año de regreso a la competición, alegando que las constantes comparaciones entre la era dorada de Honda y la actual no han ayudado en absoluto: "Las expectativas siempre iban a ser altas debido a nuestra ilustrosa historia con McLaren. La mayoría de los aficionados tienen una gran imagen de la herencia de McLaren-Honda, así que esperan que volvamos a la F1 y seamos competitivos de forma inmediata".
"Obviamente, no ha sido el caso. El deporte ha cambiado mucho desde los días de gloria de McLaren-Honda. La tecnología actual es mucho más sofisticada y es complicado hacer un buen coche. Necesitábamos crear algo radical para batir a los equipos punteros, y ese es nuestro objetivo final, batir al mejor. Tengo plena confianza en la dirección que hemos tomado con el motor. Creemos que nuestro diseño de la unidad compacta demostrará ser muy competitivo. No obstante, sabíamos desde el principio que causaría problemas con el rechazo al calor. Ahora sabemos qué área está afectada, y en la segunda mitad de la temporada tendremos nuevas partes para resolver el problema y aplicar más potencia para mejorar la competitividad", finaliza Arai.