"Tenemos dos rookies sin pretemporada y tras perdernos la primera carrera con los dos, sólo esperábamos que pilotaran, que lo han hecho, de manera excelente. Estamos en el séptimo cielo con los pilotos. Ahora ahora les hemos dado un coche difícil de pilotar y un motor que debe ser un segundo o segundo y medio más lento que el mejor de la parrilla. No se lo hemos puesto fácil," reconoce el jefe de equipo de Manor.
A pesar del complicado inicio de año, el equipo espera empezar a ver la luz al final del túnel con la llegada de algunos patrocinadores, el fichaje de Bob Bell y los nuevos componentes que desarrollarán entre ambos pilotos, apartando la lucha interna por beneficio del equipo. "Empezaron a ponerse muy competitivos entre sí hace unas carreras, pero parece que han tenido conversaciones series sobre cómo han de comportarse en pista. Son inteligentes y se conocen muy bien. Creo que están construyendo un equipo fuerte," asegura Booth.
Las estadísticas soportan sus palabras
Y es que, de 15 salidas en los ocho Grandes Premios del año, los pilotos de Manor han visto la meta en 13 ocasiones a pesar de su escasa experiencia en Fórmula 1. Favorecida por los abandonos, la de este fin de semana fue la carrera conjunta más destacada de la historia del equipo con las 12ª y 13ª posición en meta aunque lejos del mejor resultado individual de la escudería: el GP de Mónaco de 2014, cuando el añorado Jules Bianchi logró la 9ª posición en las calles de Montecarlo.