Lewis Hamilton pronto podría convertirse en el Campeón más joven de la historia de la F1, pero lo que a Max Mosley más le importa es que lo hará siendo negro, el primer piloto de raza negra en ganar un Mundial.
Lejos de los anticuados prejuicios racistas, para el presidente de la FIA el hecho de que un piloto de raza negra gane carreras tiene repercusiones muy positivas en el deporte: "Ha abierto las puertas no sólo en el Reino Unido, sino también en el extranjero."
Según el presidente de la FIA, este hecho marcaría un punto de inflexión para un deporte hasta ahora demasiado elitista y reservado a los blancos: "Él llega de un entorno común, es negro y tiene éxito. Para nosotros, si gana, será excelente... Bueno, realmente bueno para la Fórmula 1."
A pesar de eso sus declaraciones, y para los malpensados, asegura que la neutralidad en el arbitraje de las carreras será total: "No significa que vayamos a ayudarle, y ciertamente tampoco que vayamos a obstaculizarle."