Aunque aún queda por ver si Caterham conseguirá finalmente un comprador que le permita estar en la parrilla del GP de Australia, el piloto británico ha preferido asegurarse el futuro en América y tratar de asegurase un asiento en 2016 en la Indy Car. Para ello, estará esta temporada en la Indy Lights, categoría soporte de la ansiada IndyCar.
En su nuevo reto Chilton formará parte del equipo Carlin que también se estrena en la IndyLight. El exploto del equipo Marussia ya formó parte de la estructura de Carlin en la GP2 y la Fórmula 3 británica.
"Estoy muy contento de estar con Carlin en Estados Unidos" aseguraba Max Chilton. "Aunque aún estoy considerando mis opciones para 2015, el proyecto de Indy Car parece un reto interesante y ayudar al equipo en el desarrollo de las Indy Lights me permite mantener mis opciones abiertas para un programa de Indy Car en 2016, basándonos en la unión de la experiencia y el conocimiento. Espero poder conseguir, también, ayudar a Carlin ha conseguir la mayor cantidad posible de puntos en su primera temporada en Estados Unidos".
Por su parte desde el equipo también se muestran contentos con la decisión tomada. Trevor Carlin, propietario del equipo declaraba: "Estamos muy contentos de embarcarnos en un programa a largo plazo en América y tener a Max en él es un buen inicio para conseguir un equipo fuerte. Para Max creemos que esta temporada va a ser una buena oportunidad de prepararse para un proyecto más fuerte en 2016 en la IndyCar, al mismo tiempo que nos ayuda con el desarrollo".
Max Chilton es la última víctima que los grandes gastos de la Fórmula 1 se han tomado. La ausencia de equipos pequeños que permitan a pilotos jóvenes y ambiciosos tener una oportunidad en la Fórmula 1 puede terminar pasando factura a un deporte, que día a día trata de reinventarse para seguir vivo.