Cuando se le preguntó si la rivalidad se reiniciaría y sería normal ahora, Wolff dijo en Autosport: "Se calmará un poco en invierno y al comienzo del año, antes de que haya competitividad de nuevo. Está muy claro que si tu compañero es tu mayor competidor y enemigo, habrá tensión. No tengo ninguna duda de que tendremos situaciones parecidas y retos similares el año que viene entre los dos. Mantener la situación en el nivel de respeto actual, y ya se vio tras la carrera [cuando Rosberg fue a hablar con Hamilton], muestra que se respetan mutuamente. Así que con todas las emociones de un buen o mal día en el trabajo, creo que es perfectamente aceptable".
Bélgica, decisivo
Las tensiones entre el inglés y el alemán fueron aumentando con el paso del año, hasta que la bomba estalló en el Gran Premio de Bélgica, cuando ambos se tocaron al comienzo de la carrera. Fue ese momento, junto a lo que los jefes les dijeron a ambos tras esa situación, lo que Wolff cree que fue clave a la hora de definir el título. "Para mí, ese fue el fin de semana decisivo del año. Todo lo que hablamos y escribimos fue teoría. Y, despés de ese fin de semana, necesitábamos asegurarnos de que esto no se le iba de las manos al equipo. Lo que hicimos fue considerar las opciones y creo que, irte de Spa después de que tus dos pilotos se tocaran y conseguir siete victorias consecutivas y cinco dobletes es algo satisfactorio, y parece que lo que hicimos estuvo bien".