Comienzos con Arrows
La carrera de Pedro Martínez de la Rosa comenzó con un hito que muy pocos pueden decir. Con el duro sistema de puntuación vigente en 1999, solo puntuaban los seis primeros, el piloto español logró sumar en su primer Gran Premio, en Australia, merced a un valioso sexto puesto conseguido con su humilde Arrows. Después de un año de probador en Jordan, Pedro ya estaba como titular en Fórmula 1, y había comenzado su andadura de la mejor manera posible. Pero pese al gran éxito de la primera carrera no se podía tapar la realidad. El coche de Arrows era lento y poco fiable, quede como muestra de una y otra cosa que la mejor posición de salida de todo el año fue un decimoséptimo en Brasil y que Pedro sufrió once abandonos en la dieciséis carreras de la temporada, casi todos por avería mecánica. Su compañero, Tora Takagi, no sumó ni un punto en todo el año, quedando el equipo noveno empatado con Minardi, que también logró un punto merced al otro novato español, Marc Gené.
Con el nuevo siglo el equipo Arrows iba a dar un pasito adelante. En la temporada 2000 el coche iba a ser un poquito más veloz y un poquito más fiable que antaño, suficiente para poder luchar por algo de más enjundia que las últimas posiciones. El equipo había decidido continuar con De la Rosa, pero el holandés Jos Verstappen iba a ser su compañero, un hueso más duro de roer que Takagi. En Nurburgring, bajo la lluvia, volverían los puntos para Pedro. Desde la duodécima posición, el español logró mantenerse en pista y abrirse entre los coches que patinaban y se iban al pasto. A veinte vueltas del final estaba tercero, rozando un resultado increíble, pero tuvo que ceder ante la superioridad mecánica de los que venían por detrás, un Ferrari, un McLaren y un Benetton, demasiado para un humilde Arrows que se iba a tener que conformar, y con gusto, con una sexta posición que le brindaba un sabroso punto a Pedro de la Rosa. Solo una semana después se iba producir uno de los momentos más curiosos de su carrera deportiva, en Mónaco, cuando tras intentar pasar a Button por fuera en Loews ambos coches se tocaron y Pedro quedó cruzado, taponando totalmente la curva y formando una cola de coches parada tras él. Pese a la bandera roja, no pudo reemprender la marcha quedando fuera de carrera.
Si una carrera pudo marcar el devenir de la trayectoria de Pedro Martínez de la Rosa esa fue el Gran Premio de Austria de 2000. Él salía el duodécimo, pero después de un gran accidente en la salida logró colocarse cuarto. Y al irse el Safety Car se deshizo del Sauber de Mika Salo para ser tercero. Tercero, con un Arrows, solamente por detrás de los dos McLaren. Con Schumacher fuera, Barrichello y su Ferrari eran la amenaza. El brasileño recuperaba posiciones y se colocaba ya cuarto, en la vuelta ocho, pero el ritmo de Pedro era bueno. Y cuando más sólido parecía el Arrows ante los achuches de Rubens... La caja de cambios se rompió. Era la vuelta 32, mitad de carrera, y Pedro llevaba toda la prueba rodando tercero, cabalgando hacia un podio que hubiese cambiado su carrera y le habría abierto las mejores puertas. Hacer podio con un Arrows, un sueño que una maldita caja de engranajes tiró por tierra. Quién sabe cómo podría haber cambiado la historia si el bravo piloto español hubiese conseguido tan preciado botín.
Como la Fórmula 1 es caprichosa, un Gran Premio después le daría a Pedro un premio de consolación muy pequeño en comparación con lo perdido. De la Rosa fue sexto en Hockenheim, bajo la lluvia, después de haber salido quinto, en una brillante actuación del piloto español que le valió para obtener un nuevo punto. Y entonces llegó Monza, y la peor pesadilla de un piloto. Un accidente múltiple, horrible, en uno de los puntos más rápidos del circuito más rápido de todo el campeonato, y que acabó con el fallecimiento de un comisario de pista, Paolo Gislimberti, alcanzado por una rueda del Jordan de Jarno Trulli. Cinco coches, entre ellos el de De la Rosa, implicados en un accidente que acabó de la peor forma, de la única en la que las victoria y derrotas no importan, el me has tocado o te he tocado no vale. El momento donde nunca nadie quiere estar. La temporada terminaba con dos puntos en el zurrón y un mal sabor de boca por algunas situaciones complicadas, como Austria y, sobre todo, Monza.
Quinto puesto en Monza
La pretemporada 2001 estaba en marcha cuando saltó la noticia: Repsol y Arrows rompían. La marca española era la principal patrocinadora del equipo, y como consecuencia de su ruptura Pedro de la Rosa también salía del equipo, con todas las plazas en el resto de escuderías ya cerradas. El español estaba sin equipo, aunque se las arregló para conseguir un puesto de probador en Prost, pero entonces llegó Niki Lauda. Tras el Gran Premio de San Marino el tricampeón austriaco, jefe del equipo Jaguar, decidió desprenderse de Luciano Burti e ir, directamente, a por Pedro de la Rosa. En Montmeló, en casa, el piloto catalán ya estaba subido en el coche verde. Tras algunas carreras con problemas en Canadá logró el primer punto, sexto, y más adelante en Monza lograría el mejor resultado de su vida, un quinto puesto. Tras una temporada tan convulsa, Pedro había obtenido tres puntos por los seis de Eddie Irvine, reputado piloto y subcampeón del mundo solo dos años atrás. No estaba nada mal. Pero 2002 fue mucho más complicado. Pedro no encontró buen feeling en ningún momento, además de sufrir muchas averías mecánicas, y acabó la temporada sin puntuar, con un par de octavos puestos como mejor resultado, mientras que Irvine incluso se aupaba al podio en Monza. A final de temporada Lauda prescindía de su pareja de pilotos para sustituirla por Webber y Pizzonia, pese a que a Pedro aún le quedaba un año de contrato. Tocaba, de nuevo, buscarse a toda prisa un nuevo hogar.
Época en McLaren
Iba a ser McLaren, como piloto probador compartiendo tarea con Alex Wurz. 2003 y 2004 iban a ser años en blanco, viendo las carreras desde el muro. Al menos para 2005 algo iba a comenzar a cambiar. Gracias a una nueva norma algunos equipos, entre ellos McLaren, iban a poder rodar con tres coches durante los libres del viernes, lo que permitiría a De la Rosa, y a Wurz, irse alternando su presencia en ellos y tener más rodaje. Algo es algo. La sorpresa llegó antes del Gran Premio de Bahrein. Juan Pablo Montoya se lesionaba jugando al tenis, le tocaba a Pedro de la Rosa darle el relevo. Dos años y medio después el español volvía a estar en una parrilla de salida de un Gran Premio de Fórmula 1. Salía octavo, justo por delante de su compañero Kimi Raikkonen, algo que ya de por sí era un éxito. En la salida Kimi pasó, dejando a Pedro noveno. Comenzaba una carrera que iba a ser una batalla sin fin. Duelos con Sato, duelos con Barrichello, duelos con Button... Salidas de pista, recuperaciones de tiempo fugaces y apuradas de frenada al límite. Pedro estaba disfrutando.
Por una vez era él quien tenía el cochazo, el avión supersónico imposible de parar. Por una vez podía atacar, atacar y volver a atacar. Como si no hubiese un mañana, como si esta carrera fuese a ser la última, porque de hecho podía serlo. A diez vueltas para acabar la batalla Pedro era sexto, y delante estaba Webber, el mismo Webber que le había quitado el puesto en Jaguar dos años atrás. Ahora pilotaba un Williams que ni podía compararse con el relámpago plateado de Woking. La lucha fue sin cuartel, rozando los límites y unos centímetros más allá. Finalmente, a tres vueltas del final, De la Rosa pasaba. Era quinto, y aún tenía tiempo para, con espacio libre, marcar la vuelta rápida de carrera. Su primera vuelta rápida, y también la última. Como señal de poderío, de grandeza, dejando claro que si por él fuese la carrera duraría dos horas más. Montoya también se perdió San Marino, pero por el sistema de rotación del equipo fue Wurz el sustituto. Pedro de la Rosa seguiría corriendo los libres y esperando que apareciese otra oportunidad.
Iba a llegar en 2006. McLaren vivía un momento turbulento. El coche no era ganador como el de 2005, Alonso ya estaba fichado de cara a la próxima temporada y Hamilton seguía progresando en GP2, dejando en situación muy complicada a Raikkonen y, sobre todo, a Montoya, que fue despedido tras chocar con su compañero en Indianápolis. Era el momento de De la Rosa. En Francia cazó unos puntos, séptimo, y en Alemania el coche se rompió en las primeras vueltas. Llegaba el Gran Premio de Hungría, donde nos habíamos quedado.
Primer podio en F1
Desde el mismo viernes el Gran Premio estaba siendo un caos. Alonso y Schumacher penalizados y obligados a salir muy atrás, y Button también condenado a las últimas posiciones por un fallo en su motor. Raikkonen hacía la pole, con De la Rosa cuarto en parrilla. Entre los dos McLaren los brasileños Massa y Barrichello. En la salida Felipe se desploma y Pedro toma la tercera posición, que pronto se convierte en segunda tras pasar a Barrichello. En la vuelta cinco los dos McLaren están al frente, pero por detrás le amenaza un auténtico demonio que se ha abierto paso entre las aguas, Fernando Alonso. El asturiano ha pasado en cinco vueltas de ser decimoquinto a ser tercero, y ahora amenaza a su compatriota. Los dos McLaren paran, y al salir de pit lane De la Rosa es más rápido que Raikkonen y se acerca a él. Cuando ya está pegado Kimi no aguanta la presión y choca con Liuzzi al intentar doblarlo. Vuelta 26 del Gran Premio de Hungría de 2006, única vez en la historia en que dos españoles lideran un Gran Premio de Fórmula 1. Única porque luego Pedro paró cayendo a la tercera plaza, y siendo Button el nuevo segundo. Mientras la carrera discurre la pista se va secando, hasta que todos paran a cambiar sus gomas. Renault falla.
Una tuerca de la rueda de Alonso queda mal ajustada y pierde una carrera que estaba ganada. Por detrás De la Rosa pierde una posición con el único coche que no ha parado, el Ferrari de Michael Schumacher, que aún mantiene neumáticos intermedios en una pista completamente seca. Pronto en sus retrovisores se hace grande una flecha plateada. Pedro no se conforma con el podio, quiere ser segundo y batir en pista al piloto más laureado de todos los tiempos. Tras casi diez vueltas de duelo al límite, de apuradas de frenadas, chicanes saltadas e incluso algún leve toque el que pasa adelante es De la Rosa, mientras Schumacher se descalabra en la clasificación y termina octavo. Es la primera victoria de Button, es el primer podio de BMW (Heidfeld llega tercero) y sobre todo... ¡Es el primer podio de Pedro Martínez de la Rosa! Después de 67 carreras de trabajo, de esfuerzo y de pasión aquí estaba la recompensa. Con sus 35 años Pedro estaba en la flor de la vida, en el punto culmen de su carrera.
La temporada acabó con un par de buenas actuaciones, en Turquía y China, consiguiendo ser quinto en ambas. En ocho carreras De la Rosa sumaba 19 puntos, por 26 que hizo Montoya en diez pruebas, unos guarismos bastante aceptables que hacían al piloto español situarse como candidato a ser compañero de Alonso en 2007, sin embargo el elegido sería Lewis Hamilton, el flamante campeón de GP2 por quien McLaren apostaba muy fuerte. Tocaba ser de nuevo probador, y ni siquiera cuando Alonso salió precipitadamente del equipo en 2008 fue De la Rosa el elegido. Esta vez le tocó a Kovalainen, un joven piloto finés que provenía de Renault. La carrera de Pedro parecía tocar a su fin, pero la temporada 2010 iba a traer muchas novedades y sorpresas.
Sauber le ficha junto a Kobayashi
Un equipo español en Fórmula 1, lo nunca visto. La temporada 2010 traía muchos cambios, y éste era uno de ellos. Campos Meta, a posteriori Hispania, sonaba como posible destino para Pedro de la Rosa pero entonces apareció Sauber, de nuevo en la parrilla después de que su legendario fundador, Peter Sauber, se quedase con los restos del equipo BMW tras su espantada. Su compañero iba a ser Kamui Kobayashi, última estrella nipona que había deslumbrado en las dos últimas carreras de 2009. La temporada fue muy convulsa. El coche tenía problemas tanto de velocidad como de fiabilidad, y ya en la séptima carrera, en la que Kobayashi fue décimo y le dio su primer punto al equipo, comenzaron los rumores que situaban a De la Rosa fuera del equipo antes del final de temporada. En Valencia Pedro fue décimo, pero lo sancionaron después de la carrera. En Silverstone salía noveno, pero un toque con Sutil le rompió el alerón cuando batallaba por los puntos. Tenía que llegar, otra vez, el circuito mágico, Hungría, como solución a todos los problemas.
Pedro se metió en la Q3, noveno en parrilla, muy por delante de Kobayashi que no pasó la primera ronda de clasificación y para colmo fue penalizado y obligado a salir penúltimo. Aprovechando los problemas de Kubica y Hamilton, De la Rosa consiguió remontar posiciones. En las vueltas finales también se quitó a Barrichello y terminó la carrera en séptima posición, consiguiendo seis preciados puntos y batiendo de largo a Kobayashi, que fue noveno. Era un resultado necesario, el refuerzo moral que necesitaba. Pero ya era tarde. Después de dos carreras sin puntuar en Spa y Monza Pedro fue despedido del equipo, siendo Heidfeld su sustituto. Tocaba ocupar el lugar del alemán, probador de Pirelli, hasta final de temporada y luego volver a McLaren como probador. La experiencia con los nuevos neumáticos para 2011 no iban a servirle un puesto a Pedro, aunque en Canadá sí que iba a llegar una inesperada oportunidad.
En Mónaco Sergio Pérez se estrelló con su Sauber. En principio eso no iba a ser problema para que el mexicano pudiese correr, dos semanas después, en Canadá, pero después de los libres 1 Sergio no podía. Sauber necesitaba un piloto de urgencia, y quien mejor que Pedro de la Rosa. Así que deprisa y corriendo, sin asiento hecho y con un solo mono el piloto español podía disputar el Gran Premio de Canadá. Y qué Gran Premio... Sorprendentemente Pedro logró pasar a la Q2, clasificando decimoséptimo en parrilla. La carrera iba a ser el diluvio. Más de cuatro horas de carreras con lluvia, accidente e interrupciones interminables para convertir ese Gran Premio en el más largo de la historia. Cuando salió la bandera roja por el estado impracticable de la pista De la Rosa iba noveno, en zona de puntos. Pero tras la reanudación un toque con Button, que en esa carrera también se dio con Hamilton y Alonso, le hizo perder el alerón y todas las opciones de puntos. Pedro se quedó el 21º y aún llegó a rodar por momento noveno de nuevo, pero tras su última detención acabó duodécimo, un resultado más que meritorio para un piloto que 48 horas antes ni siquiera sabía que iba a disputar la carrera.
Probador en Ferrari
De la Rosa volvió a sus labores tras ese oasis, pero no por mucho tiempo. Antes del final de la temporada anunció que en 2012, con 41 años, volvería a ser piloto titular de Fórmula 1 en el modesto equipo español HRT. Pedro seguía la odisea, no se iba a rendir. En el primer Gran Premio de la temporada, en Australia, el coche ni siquiera logra pasar el 107%, no pudiendo competir la carrera. Para Malasia las cosas ya se solucionan, pero el vehículo español sigue siendo el peor de la parrilla, lo que no impide a Pedro superar sistemáticamente a su compañero indio Narain Karthikeyan. Un par de decimoséptimas posiciones, en Valencia y Abu Dhabi, son los mejores resultados de De la Rosa con el HRT. En Japón logra otro hito, llegar a las cien carreras en Fórmula 1. Antes del final de temporada el equipo anuncia que deja la categoría, que no competirán en 2013. Pedro, que seguía teniendo contrato de cara al próximo año, vuelve a quedarse fuera, sin equipo. Sin poder seguir desarrollando su gran pasión: competir en Fórmula 1.
Desde 2013 hasta hoy Pedro Martínez de la Rosa es probador de Ferrari. En una época de limitación de test que impide al catalán rodar demasiado con el coche de Maranello, Pedro sigue trabajando duro, incombustible como siempre, con el simulador de la marca italiana. Esperando su oportunidad. Porque pese a que dicen que con 43 años su carrera en Fórmula 1 está terminada, Pedro sabe que llevan ya diez años diciendo lo mismo de él y que en cualquier momento se presenta la ocasión. Y entonces él estará ahí, con su trabajo y su pasión, dispuesto a aprovecharla. Como en Bahrein 2005, como en Canadá 2011 y, sobre todo, como en Hungría 2006. Porque Pedro Martínez de la Rosa es un auténtico superviviente de la Fórmula 1.