
En una entrevista al medio británico Autosport, el jefe del equipo Red Bull argumenta que "la FIA debería redactar las reglas en conjunto con la FOM y, posteriormente, los equipos tendrían que decidir si se inscriben en el campeonato del mundo bajo esas reglas".
Para el directivo británico, hay demasiado intereses contrapuestos, por lo que resultará casi imposible que todas las partes coincidan: "hay demasiados intereses creados, tienes a Ferrari con su posición histórica, tienes a McLaren y luego a Red Bull y a Mercedes con una postura diferente. Así que nunca podrás llevar a todos a un acuerdo".
Dicha propuesta de reducción de costes llegó a ser la gran apuesta del anterior Presidente de la FIA Max Mosley, pero finalmente no llegó a concretarse y, desde entonces, tanto la extinta FOTA (Formula One Teams Association) como el actual máximo responsable de la FIA, Jean Todt, han intentando en vano llegar a un acuerdo.
El propio Horner reconoce que su postura siempre ha sido contraria a establecer un límite de gasto, creyendo firmemente que el mejor modo de contener los presupuestos es mediante el reglamento deportivo, que en la actualidad limita el número de motores o cajas de cambio a utilizar durante la temporada, además de establecer determinados elementos como la centralita electrónica comunes a todos los equipos.