Aunque la batalla competitiva vuelve a su cauce la próxima semana en Canadá, muchos pueden dar un respiro de alivio, sobre todo los jefes del equipo Mercedes, tras el aparente cese de hostilidades. Los dos pilotos han sido amigos desde que eran muy jóvenes y competían en los karts. A pesar de eso, la competitividad de Mercedes ha puesto su relación pendiendo de un hilo, ya que ambos pelean por el Mundial con las mismas herramientas.
Turbios momentos en Mónaco
Sin embargo, las cosas empeoraron la pasada semana en el Gran Premio de Mónaco. En primer lugar, cuando Hamilton aseguró estar más hambriento que el alemán, quien, según el inglés, había gozado de una vida privilegiada, lo que le dejaba menos motivado. En segundo lugar, la polémica pole del sábado, con la salida de pista de Rosberg, no sentó nada bien a Hamilton.
A medida que el fin de semana avanzaba, la frustración de Hamilton y su enfado se hicieron más evidentes ante las cámaras y la prensa, y se habló de que ambos pilotos estaban teniendo una relación parecida a la que tuvieron Ayrton Senna y Alain Prost en McLaren. Además, en declaraciones momentos después de la carrera, cuando se le preguntó sobre su relación con Rosberg, Hamilton respondió: "No somos amigos, somos compañeros".