
Además, el propietario de Red Bull señaló hace tiempo que el equipo está preparado para abandonar la F1 si el deporte ya no ofrece a la compañía el tipo de valor económico que está buscando. Ahora, el austriaco ha aclarado: "La cuestión no se centra en si tiene sentido a nivel económico, sino que tiene que ver más con el valor deportivo, la influencia política y estas cosas. Lo hemos tenido todo pero en estas cosas, desde nuestro punto de vista, hay un límite claro que podemos aceptar".
Crítico con los cambios
El de Red Bull también quiso expresar su frustración por la nueva era en la F1, que ha traído unidades motrices más pequeñas, más eficientes y más silenciosas: "La F1 debería volver a ser lo que siempre ha sido: la máxima disciplina. No existe para marcar nuevos récords en consumo de gasolina, y ahora puedes hablar en susurros durante la carrera y el sonido más fuerte es el frenar de los neumáticos. Considero que es igualmente absurdo que seamos un segundo más lentos que el año pasado y que la categoría junior, la GP2, sea casi tan rápida como la F1 con una fracción del presupuesto".