
El joven australiano impresionó a todos con el rendimiento que demostró en Albert Park a los mandos del RB10, un coche que presentó muchos problemas en la pretemporada. Tras una buena carrera, Ricciardo llegó a meta en la segunda posición, justo por detrás de Nico Rosberg. Horas después, la FIA decidía descalificarle del Gran Premio por irregularidades con el flujo de combustible.