Siempre es curioso mirar al pasado y en esta ocasión, más todavía, acompañados por los lazos familiares de los Rosberg y por esas dos victorias que marcan la historia actual y pasada del Gran Premio de Australia. Comenzando por lo que sucedió primero, viajando a través del sonido de los V10, V8 y aquellos años en los que fumar en el muro de boxes estaba bien visto, la temporada 1985 llegaba a su fin con el primer Gran Premio celebrado en el circuito urbano de Adelaida, que lucía brillante para su debut.
Alain Prost ya había sentenciado su primer Campeonato del Mundo -tras dos subcampeonatos en 1983 y 1984- al quedar cuarto en el Gran Premio de Europa celebrado en el británico circuito de Brands Hatch. Los chicos de Ligier llegaban al sur de Australia tras no haber participado en el evento anterior, celebrado en el mítico circuito de Kyalami, Sudáfrica. Keke Rosberg afrontaba su último fin de semana con el equipo de sir Frank Williams, ya que había firmado un contrato con McLaren para la siguiente campaña.
Adelaida, 3 de noviembre
Aquella tarde de principios de noviembre era tarde de adioses, tarde de despedidas en el 'Gran Circo' de los 80'. Alfa Romeo decía adiós como soporte principal de la escudería Benetton; Renault no volvería a la Fórmula 1 como escudería hasta 2002 y... Keke Rosberg se disponía a lograr su última victoria a bordo de un monoplaza de la categoría reina. Pero eso, él, aún lo sabía.
La pole se la apuntaba un pletórico Ayrton Senna en su segunda temporada, la primera con Lotus tras su debut con Toleman. Casi siete décimas le sacó el cohete brasileño a Nigel Mansell y más de dos segundos al Williams del bigotudo Rosberg. No obstante, en contra de lo que cabría esperar, la primera posición de salida no aseguraba la mitad del trofeo de ganador en aquellos tiempos y la larga recta 'Brabham' de 900 metros, que concluía en la horquilla a derechas 'Roundabout', daba pie a apurar las frenadas.
Keke saldría desde la segunda línea de parrilla, en el tercer cajón. Nico haría lo mismo 29 años después, ambos veían la zaga de un monoplaza tras sus viseras caladas, pero el padre observaba al 97T de un brasileño -no uno cualquiera- y el hijo, a la réplica gemela de su propio W05, pilotado por un británico de tez morena. En la primera vuelta, ambos estaban primeros pero las circunstancias eran distintas.
Paralelismo familiar
Nico Rosberg acelera a la perfección y su monoplaza plateado llega primero a la curva a derechas de Albert Park; Keke apenas patina pero su amarillo, azul y blanco Williams debe esperar su turno tras Nigel Mansell y el Lotus oscuro de Senna. Pero más temprano que tarde, el finlandés de bigotes dorados toma el liderato tras el toque entre el brasileño y su compañero británico. Y a partir de este momento, el paralelismo atemporal se hace más nítido. Tanto Keke como Nico lideran en solitario dos Grandes Premios separados por el tiempo. La diferencia estriba en que el padre liderará 71 de las 82 vueltas al circuito urbano de Adelaida -ejemplo de organización que se difundirá por el resto de citas del calendario en años posteriores- y el hijo lo hace durante todas y cada una de las 57 vueltas al trazado semi urbano de Albert Park.
El duelo entre Keke y Ayrton Senna se torna al límite, con la fogosidad de ambos haciéndose presente. Pero cuando Rosberg para tras más de la mitad de carrera a cambiar sus neumáticos 'Goodyear', un desprevenido Senna impacta contra la trasera del Williams número 6 y pierde el alerón delantero. Enfurecido como sólo él podía estar, trata de empujar al límite sin su alerón pero la pérdida aerodinámica de aquellos días ya era notoria y debe entrar al pit lane tras verse superado, de nuevo, por el finlandés.
Diferencias notorias
Los neumáticos de Keke comienzan a desgastarse. Los de Nico aguantan, salvo algunas vueltas de 'blistering' el empuje del V6 turboalimentado. El padre entra de nuevo a cambiar sus gomas de manera imprevista pero sus mecánicos fallan en el pit stop y éste se reincorpora tras Senna y Lauda. El austriaco pronto presentará problemas de frenos y se saldrá de pista, impactando contra uno de los muros de Adelaida para poner punto y final a su trayectoria en la F1, en la vuelta 58. El duelo Senna-Rosberg vuelve a comenzar y esta vez el brasileño parece tener las de ganar, pero su Lotus 97T comienza a humear y le hace abandonar en la vuelta 62. A partir, de ahí paseo de gloria en Australia.
Paseo de gloria que se repetirá 29 años después. Victorias paralelas de una familia que ha pilotado bajo dos banderas distintas. El padre levantó el puño derecho, el hijo también. Nada que ver entre las dos parrillas de ambas épocas. Sólo tres coches acabaron en la misma vuelta que Keke aquel 1985, los dos Ligier que habían arrancado 20º y 18º. El caos rodeó Australia a mediados de los 80' con más de la mitad de la parrilla abandonando; el caos comenzó en Melbourne este pasado fin de semana, pero la tranquilidad del ahorro de combustible evitó luchas continuas.