Aquel día, primero de noviembre del 87, Satoru Nakajima se hacía con una sexta plaza que le daba derecho a sumar su primer punto en la Fórmula 1 ante todo su público. Público que saltaría de alegría años más tarde cuando otro compatriota, Kamui Kobayashi, lograse un podio inolvidable a bordo de un Sauber. Pero eso es otra historia, son otros tiempos.
El Campeonato de Pilotos llega apretado a Suzuka. Nigel Mansell tiene 12 puntos de desventaja respecto a Nelson Piquet y sólo dos carreras meten una presión extra gracias a un sistema de puntos que difiere bastante del actual. Los nueve puntos que se lleva el vencedor, por los seis del segundo clasificado parecen irrisorios respecto a los actuales 25 y 18. Pero así eran las cosas y así se batían en duelo aquellos legendarios pilotos.
Regreso a la tierra del sol naciente
El Gran Premio de Japón vuelve al 'Gran Circo' tras 10 años de negociaciones y negativas por parte de Ecclestone, tras aquel 1977 en el que James Hunt se hiciera con la victoria a la sombra del siempre imponente monte Fuji y Nigel Mansell siente la presión en sus huesos. Durante la clasificación del viernes la hecatombe le acompaña, a la vez que la fortuna le es esquiva.
El británico, a bordo del FW11B número 5 se sale en las famosas curvas entrelazadas tras la curva a derechas a final de meta. El golpe es intenso, casi tanto como su lamento. Mansell es trasladado al hospital y se teme que no pueda disputar el Gran Premio. Y así sucede. Tras pasar la noche en un hospital japonés, el británico es devuelto a Europa en la tarde del sábado, tras decidir que no pilotará por varias contusiones fuertes en sus vértebras. Sin proponérselo, Nelson Piquet tiene ante sí la oportunidad de no pilotar en las dos carreras que restan de temporada- cosa que no sucederá-, ya es Campeón del Mundo de Fórmula 1.
Saliendo desde la quinta posición de parrilla, el brasileño de Williams corre sin presión alguna. Aun así, a falta de cinco giros para la bandera a cuadros en el Suzuka de los 80', con la 130R algo distinta y la chicane de antes de meta mucho más cerrada, el motor Honda de Piquet dice basta y le obliga a abandonar. Aquel día, Gerhard Berger, tras haber conseguido una pole inconmensurable por 6 décimas ante 'El Profesor', consigue una victoria aún más dominante. El austriaco, a los mandos del Ferrari F1/87 se apunta la primera de las dos consecutivas con las que finalizaría aquel Campeonato de 1987.
Suzuka siempre ha sido escenario de la belleza que la Fórmula 1 atesora tras de esos cilindros, esas tuercas y esos elementos aerodinámicos cada año más imposibles. Pocos son los pilotos que no hablan del trazado japonés como si de una obra de arte se tratara. Suzuka tiene un encanto especial, como diría aquel. Un año más, y ya van 25, no fallará a su cita y sus eses volverán a recordarnos el reto que afrontaban aquellos héroes pasados.