De hecho, la decisión de que el piloto francés escogiera competir en el automovilismo estuvo ligada con este tema: Grosjean no quería tener problemas con el dopaje. Y esta elección ganó peso después de ver lo ocurrido en su entorno: "Esta pasión por el deporte de motor me viene de mi padre. Al principio, iba a dedicarme a esquiar, pero él escuchó hablar del dopaje. Si mi padre me pidió que cambiara de deporte fue porque tuvimos un ejemplo cercano a la familia, en el que se le dijo claramente al atleta que si no tomaba lo que necesitaba (productos dopantes), nunca llegaría a nada. En seguida, me pidió que escogiera otra cosa y, como era un apasionado del automovilismo, le acompañé a las carreras y me ofreció correr en karts".
La preparación previa es importante
A pesar de que Grosjean dejó claro que el esfuerzo físico en F1 no es comparable con otros deportes, sí que quiso puntualizar que la preparación física previa es importante y dura: "Respecto a la preparación física, nosotros tenemos una tarea que no es fácil, ya que no hay nada que se asemeje a conducir un monoplaza. Ahora hacemos muchos ejercicios cardiovasculares, de pies a cabeza. También reforzamos la musculatura para fortalecer el cuerpo en caso de accidente, para proteger al máximo los órganos. También trabajamos la nuca, con la que hay que trabajar duro durante el invierno. Luego, por ejemplo, he empezado a hacer judo, además de jugar a tenis o hacer squash, que son buenos para la rapidez y los reflejos. Llegamos a hacer todo esto entre carrera y carrera, pero hace falta administrar bien el cansancio de todo esto con los entrenamientos".