Gracias a su evolución tras un duro inicio de campaña, sobre todo desde el paso adelante que dieron con el paquete de novedades que estrenaron después de que el campeonato abandonase Europa, Red Bull ha logrado salirse con la suya en un año en el que Ferrari no ha sabido depurar la velocidad que el F2012 parecía mostrar a mediados de temporada y en el que McLaren, inaccesible rival en algunas fases del campeonato, se ha mostrado incapaz de rentabilizar el rendimiento puro que su monoplaza mostraba en resultados bajo la bandera a cuadros.
Gran pérdida de agarre
El campeón de 2012, el RB8 fue presentado el día 6 de febrero como una evolución de su precedesor, el RB7 pero con una gran diferencia, aparte del llamativo morro escalonado: los escapes tuvieron que ser replanteados para cumplir el reglamento técnico de 2012. La base sobre la que el excepcional monoplaza que arrasó en la temporada anterior quedó anulada e hizo que Adrian Newey tuviera que volver a mesa de dibujo para recuperar la pérdida que suponía la prohibición del soplado del difusor.
"Con la prohibición de los difusores soplados, hemos perdido la ventaja que teníamos el año pasado. Diseñamos el coche del año pasado según la posición de los escapes y fuimos, probablemente, los únicos en hacer eso," reconocía Adrian Newey en la presentación del monoplaza. Dos días más tarde, Sebastian Vettel se subía por primera vez al RB8 en Jerez y pronto se daba cuenta de que le esperaba un invierno duro. "Hay una gran pérdida de adherencia debido a los cambios reglamentarios," lamentaba el alemán.
Y después de un invierno centrados en encontrar la configuración de escapes adecuada, el último día de entrenamientos, Red Bull presentó en Montmeló varios cambios importantes en su monoplaza, lo que provocó la histeria generalizada... ¿iba a ser esa 'versión B' del RB8 una maquina invencible para sus rivales desde la primera carrera? Los medios habían pasado la pretemporada pendientes de cuál iba a ser el nuevo giro de tuerca de Newey, pero la llegada de la Fórmula 1 a Australia evidenció que, aún con evolución de última hora, el margen de Red Bull sobre el resto se había esfumado.
En la primera clasificación del año, los Red Bull apenas podían pasar de la tercer fila pero Vettel, tras una gran salida logró salvar un podio superando a Lewis Hamilton. Un rival nada sencillo si recordamos que Jenson Button se hizo con la victoria. En Malasia, las sensaciones fueron aún peores: en seco, la degradación de neumáticos afectaba en exceso al monoplaza que había dejado de ir sobre raíles como en 2011 y bajo el diluvio, Webber se conformó con ser cuarto. Las cosas le fueron aún peor a Vettel que cometió uno de sus mayores errores del año al golpear a Narain Karthikeyan marchándose sin puntos de Sepang.
Sin tiempo para pensar, Red Bull aterrizaba en China con el debate abierto sobre la inestabilidad del monoplaza. Las diferencias de opinión con respecto a las modificaciones de Montmeló se hicieron patentes: el equipo equiparía la versión antigua en el monoplaza de Sebastian Vettel y continuaría con la evolución en el coche de su compañero de equipo. El resultado en clasificación (7º y 11º) y la discreta carrera posterior se tradujo en una decisión clara: el RB8 continuaría evolucionandose desde la opción elegida por Webber.
Victoria en Baréin, desastre en Barcelona
Baréin fue otro mundo para Red Bull: Sebastian Vettel logró una inconmensurable pole que materializó en carrera controlando la degradación del monoplaza para superar al equipo Lotus y se hizo con la cabeza del campeonato. Pero, tras volver a ser la referencia en los tests de Mugello, Barcelona se encargó de mostrar al equipo de Milton Keynes que la desértica victoria de Vettel había sido un oasis. En el lugar donde "quien va bien, va bien en toda la temporada", Sebastian Vettel apenas pudo ser sexto y Mark Webber terminó doblado y viendo en primera fila como Pastor Maldonado ganaba por primera vez en ocho años para Williams.
No había duda de que 2012 estaba siendo un año inusual: había cinco ganadores distintos (y los que llegarían), Fernando Alonso estaba en cabeza del campeonato a pesar de tener un monoplaza discreto, McLaren era incapaz de resolver sus problemas y ellos, a pesar de que el RB8 rendía razonablemente bien en algunas circunstancias, no eran capaces de dar el salto sobre la competencia y ni siquiera entendian sus variaciones de rendimiento. "De momento es complicado de entender por qué a veces somos rápidos y otras somos lentos," reconocía Vettel en la previa del Gran Premio de Mónaco.
En la Costa Azul, las peculiaridades del circuito urbano dieron oxígeno al equipo austriaco: Mark Webber se encontraba con la pole tras una sanción de Michael Schumacher y la convertía en victoria pero, como suele ser habitual, la polémica sobre el RB8 no tardó en aparecer. Ante las críticas de sus rivales sobre unos orificios en la parte trasera del suelo del monoplaza, la FIA decidió clarificar la normativa para impedir un diseño que, según Helmut Marko, se ajustaba perfectamente a la aclaración de los comisarios.
A pesar de recibir un segundo golpe al verse obligados a modificar sus conductos de freno tras los entrenamientos libres del Gran Premio de Canadá por imposición de la FIA, Sebastian Vettel no tuvo problemas en hacerse con la pole en Montreal. El domingo, la degradación de los neumáticos hizo que el alemán se conformara con una discreta cuarta posición al realizar una parada extra. Otra pole desperdiciada fue el resultado final de la siguiente carrera del campeonato: el Gran Premio de Europa donde Vettel abandonó cuando estaba al frente del pelotón por un problema en el alternador después de estrenar un paquete de mejoras, también juzgado como "al límite del reglamento" por la prensa italiana.
El 'alternador-gate'
Ya entrados en julio, Red Bull firmó su primer doble podio en el segundo triunfo de Mark Webber en Silverstone. Algo que en 2011 era habitual se había convertido en algo a celebrar a lo grande. El australiano, base del conjunto de Milton Keynes desde 2007, era renovado justo después de la carrera y se encontraba en su mejor momento del año al colocarse en segunda posición del campeonato: a 13 puntos del líder Fernando Alonso y 16 por delante de su compañero Sebastian Vettel, a quien el australiano no volvería a batir en lo que quedaba de temporada.
El Gran Premio de Alemania llegaría con la enésima polémica: tras la sesión de clasificación en la que Sebastian Vettel consiguió hacerse con la segunda posición, la FIA decide investigar el mapa motor de los dos Red Bull determinando que el sistema se ajusta a la regla tal y como está escrita pero sancionando al equipo con una reprimenda por lo que consideran una violación del espíritu de la normativa. La escudería mantenía sus posiciones en parrilla por lo que Vettel pudo asegurar la segunda plaza en meta, que se quedaba en quinta por un adelantamiento realizado por fuera de la pista a Jenson Button en las últimas vueltas que es sancionado por los comisarios.
Más tranquila aunque igual de insuficiente fue la actuación del equipo en Hungría. En uno de los circuitos en los que más destacaron los antecesores del RB8, Vettel y Webber sólo pudieron ser 4º y 8º tras una modesta clasificación. Llegaba el parón veraniego y aunque el campeonato colectivo estaba más que encarrilado, Fernando Alonso lideraba el campeonato con 40 puntos sobre Mark Webber y 42 sobre Sebastian Vettel. Una renta de casi dos carreras que habría que recuperar en la segunda mitad del año.
El parón de verano sirvió al equipo para reflexionar. Los datos eran claros: más de un tercio de los puntos obtenidos en 2011 se habían perdido por el camino. El Gran Premio de Bélgica comenzó problemas para Webber que sufrió una penalización por cambiar la caja de cambios al igual que en Alemania, pero lo peor estaba por llegar: Sebastian Vettel no logró sacar lo mejor de sí mismo en el segundo sector y se quedó fuera en la Q2. Por suerte, la ruleta rusa eligió remontada para el domingo y los huesos del alemán, que rentabilizó una inesperada estrategia de una única parada, acabaron en el podio tras el ganador Jenson Button.
Llega la revolución en Suzuka
El esquema de coche lento en clasificación y consistente en carrera se volvió a repetir en Monza donde Vettel partió desde tercera fila mientras el segundo espada del equipo ni siquiera pasó a la Q3. Una sanción por adelantar por fuera (otra vez) retrasó al alemán en carrera, cuyas opciones se diluyeron con el segundo abandono del año: también por culpa del alternador. Para cerrar el día gris, Mark Webber también se vio obligado a retirarse firmando el primer doble abandono de Red Bull desde el Gran Premio de Corea de 2010.
El campeonato europeo se terminaba y Red Bull ya superaba en menos de 30 puntos a McLaren en la tabla de constructores, pero lo preocupante era la situación del campeonato individual en el que los dos pupilos de la bebida energética habían sido rebasados por Lewis Hamilton y Kimi Räikkönen y se encontraban en cuarta y quinta posición a 39 y 47 puntos de Fernando Alonso. Habían pasado dos carreras de las nueve que componían la segunda mitad de la temporada y los títulos no parecían estar más cerca.
Pero la mejora mostrada en Singapur, donde Vettel calificó tercero y terminó haciéndose con la victoria heredando el liderato por un nuevo fallo del McLaren de Lewis Hamilton, dio paso al Gran Premio de Japón, el lugar donde Red Bull dio el paso definitivo a hacerse con el campeonato del mundo, especialmente en clasificación , donde la entrada del DRS-Duct dio a los pilotos el salto necesario para monipolizar las primeras líneas de parrilla de ahí a final de temporada.
Mientras Mark Webber se quedaba fuera en la primera curva (al igual que Fernando Alonso), Sebastian Vettel maximizaba las mejoras del RB8 consiguiendo una pole que tradujo en victoria con cierta facilidad. "Tuvimos un equilibrio fenomenal en el coche y tuve la sensación de que podía mezclarme con la pista. Es muy agradable cuando el coche funciona como quieres," afirmaba el alemán tras la sesión de clasificación. Poco a poco, la inestabilidad del inicio de temporada se había diluido y el talento de los ingenieros de Milton Keynes había vuelto a poner en jaque a la Fórmula 1. Lo habían vuelto a hacer.
Corea fue más de lo mismo: primera línea monopolizada por el equipo austriaco con el escudero por delante del primer espada. En la salida, Webber fue incapaz de contener a Vettel, que se impuso de principio a fin secundado por el australiano. Una semana más tarde y entre los lamentos de los rivales, se invirtieron las tornas con Vettel en la pole por segunda ocasión consecutiva en India. La inapelable victoria del alemán le daba el liderato del campeonato mientras que el tercer puesto de Webber daba opciones matemáticos a Red Bull de ser campeones en Abu Dabi, con otras dos carreras por delante.
Visto para sentencia en Austin
Sin embargo, un inoportuno error con el combustible de Sebastian Vettel en Yas Marina mandó al alemán al fondo de la parrilla desde donde remontó espectacularmente hasta la tercer posición del podio. Una exhibición insuficiente para las cuentas por el título del campeonato de constructores ya que Mark Webber sufrió un accidente que le dejó sin puntos. Red Bull viajó a Austin con la obligación de obtener cuatro puntos o limitarse a esperar que Ferrari no consiguiera un doblete para conseguir su tercer título de constructores consecutivo. Viendo el rendimiento reciente de ambos, era una apuesta fácil que el segundo puesto de Vettel este domingo en el Circuito de las Américas se encargó de confirmar.
Para desgracia de sus rivales, no hay nada que haga presagiar que Red Bull deje de ser el equipo de referencia en 2013. Después de dominar la segunda parte de la temporada 2009 y 2010, los austriacos arrasaron en 2011 y han vuelto a saber reponerse en este año demostrando que, aparte de saber confeccionar un buen monoplaza de inicio, tienen la capacidad y la amplitud de miras necesarias para reponerse de los cambios de reglamento que suelen producirse a menudo en la Fórmula 1.
Cuentan con el ingeniero estrella de la Fórmula 1, Adrian Newey, a quien dieron libertad para formar un equipo imbatible en lo técnico ahora que los motores y la fiabilidad son un factor poco importante. La financiación es de primer nivel, la dirección de Christian Horner es alabada por los especialistas y continuarán con una dupla asentada y complementaria: la labor de desarrollo de Mark Webber, suficientemente rápido como para ser el mejor escudero de la actual Fórmula 1, y el bestial talento de Sebastian Vettel apenas pueden recibir comparación en las parejas de sus rivales. El alemán es la punta de lanza de una fórmula ganadora.