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HISTORIA Y LEYENDAS DE F1

El último caballero de la Orden Teutónica

El último caballero de la Orden Teutónica

Redacción   18 de Agosto 2012 03:05

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El último caballero de la Orden Teutónica

"Deutschland, Deutschland über alles,

über alles in der Welt..."

"Alemania, Alemania sobre todos,

Sobre todos en el mundo..."

Primeros versos del Himno de Alemania

Wolfgang Graf Alexander Albert Eduard Maximillian Reichsgraf Berghe von Trips no era un niño normal. Nacido en 1928, era el único hijo del Conde von Trips, y como tal el heredero legítimo de la dinastía; sus antepasados hundían sus raíces en los anales de la Orden Teutónica y desde hacía unos 1.000 años habían mantenido una presencia constante y destacada en la historia militar y política primero del Sacro Imperio Romano-Germánico y después sucesivamente de Prusia y del Imperio Alemán a las órdenes del Kaiser. La derrota tras la Primera Guerra Mundial, la caída del Kaiser Guillermo II y la llegada de la República de Weimar habían apartado a los Von Trips de los puestos cimeros de la Administración de la nueva Alemania, pero ni mucho menos puede considerarse que hubieran caído en desgracia.

Wolfchen, así llamaban sus padres al joven Von Trips, tuvo una infancia feliz y llena de comodidades en una Alemania que sufría los efectos de su derrota en la Gran Guerra; tras unos primeros años en Bonn, pronto se trasladaron los Von Trips al castillo familiar de Hemmersbach, cerca de Colonia. Abandonada la vida política, su padre el Conde decidió dedicarse a la administración de sus vastas posesiones; siendo uno de los grandes terratenientes de Alemania, parecía lógico reorientar su actividad hacia la agricultura y la ganadería. Mientras su familia se adaptaba a una nueva vida en el campo, ajena por completo a los problemas políticos que empezaban a desarrollarse en la ciudad, el joven Wolfchen enfermaba de poliomielitis; los recursos económicos de su familia permitieron al niño curarse completamente tras un largo tratamiento y con 14 años ya era un joven perfectamente sano.

Su penosa enfermedad le había librado de ingresar en las Juventudes Hitlerianas, lo que alegró bastante a su padre, así que cuando Alemania entró en guerra con el resto de Europa el joven Wolfchen pudo vivir cómo entendían los Von Trips el patriotismo. Durante meses acompañó a su padre el Conde a cavar trincheras con sus propias manos en los alrededores de Colonia para tratar de frenar el avance de las tropas aliadas hacia Berlín, pero una vez el ejército alemán se hubo retirado y el Alto Mando aliado fijó su cuartel general en el castillo de los Von Trips, su padre se preocupó muy mucho de fomentar la relación de Wolfchen con los oficiales ingleses y estadounidenses para completar su formación, sabedor de que la guerra estaba perdida, que Berlín caería y al día siguiente de que Hitler fuera depuesto Alemania necesitaría de sus mejores hombres para salir adelante. Y ese día, como había sucedido siempre en los últimos 1.000 años, los Von Trips estarían dispuestos a cumplir con su deber de Caballeros de la Orden Teutónica para acudir a la llamada de su país.

.- Vocación de piloto, vocación de héroe

Castillo-Palacio de los Von Trips en Hemmersbach

Recién terminada la guerra, en 1946, Wolfgang von Trips fue enviado por su padre a la Universidad para graduarse como Ingeniero Agrónomo, lo que era una buena señal del futuro que el Conde deseaba para su hijo. Sin embargo, el primer título que obtuvo el joven Von Trips fue la licencia de conducir, y en 1950 participó en su primera carrera de coches. Wolfgang sabía que dicha afición no sería del gusto de su familia, sobre todo cuando les comunicara que era algo más que un divertimento, que era la profesión a la que pensaba dedicarse. Sería en el verano de 1953, mientras pasaba las vacaciones en el castillo de Hemmersbach, cuando decidió plantearle la situación a su padre:

- Padre, tenemos que hablar de mi futuro.

- Me parece una buena idea; pronto terminarás tus estudios y tengo planes para ti.

- No voy a trabajar en nuestras tierras, padre.

- ¿No? ¿Has recibido alguna oferta mejor? Espero que trabajes en Alemania, nuestra patria nos necesita ahora. Pero puede ser una buena idea completar tu formación trabajando en otro sitio antes de volver aquí para hacerte cargo de las propiedades de la familia.

- No voy a trabajar como Ingeniero; quiero ser piloto de carreras.

La frase cortó en seco la conversación. El mundo de las carreras de coches no era extraño para los Von Trips, al contrario; los jardines que rodeaban su castillo lindaban con una carretera que formaba parte del circuito de Nürburgring y en la década de los 30 no era extraño ver al Conde y a su hijo asistir al GP de Alemania desde un entarimado preparado al efecto. Desde allí el viejo Conde había visto morir a muchos pilotos en el terrible circuito que ya por entonces era conocido como "el infierno verde", pero también había visto triunfar a otros, y recordaba sobre todo cómo aquellos pilotos que lograban ceñirse la corona de laurel de los vencedores se convertían en ídolos para los lugareños y para todos los aficionados que asistían a las carreras. Los temores como padre luchaban en su interior con su sentido del deber como Conde; sabía que pocos pilotos de carreras conseguían retirarse vivos, pero tenía plena conciencia de que Alemania necesitaba ídolos, héroes, modelos a los que imitar tras unos años muy oscuros que avergonzaron a toda la nación; y al fin y al cabo ¿no había sido ése el destino de los Von Trips desde los albores de la dinastía, caballeros andantes, modelos para el pueblo llano, líderes, caudillos, héroes?

- Hijo mío, recuerda quién eres.

- Sé quién soy, padre: el último Von Trips.

- En efecto; tú no puedes ser un piloto de carreras más; si quieres correr, tendrás que ser Campeón del Mundo de F1.

- Lo seré, padre.

- Lo serás... o morirás en el intento. Toda Alemania te estará mirando, recuerda siempre quién eres.

- Lo tengo presente siempre padre; no correré por mí, ni por ti, ni por nuestra familia. Correré por Alemania, para que todo el mundo vea cómo somos, para que todos los alemanes vean cómo deberíamos ser.

- Que así sea. Ahora vamos a hablar con unos amigos.

El Conde habló con Porsche para que facilitara un coche de competición a su hijo, con el que participó en 1954 en varias carreras de "Mille Miglia"; en 1955 formó parte del equipo Mercedes en el campeonato de turismos, y en 1956 corrió las 24 horas de Le Mans formando pareja con el Conde Von Frankenburg, terminando en 5ª posición. En 1957 firmaba su primer contrato con Ferrari como piloto oficial de la Scudería de F1.

.- La llegada a la F1

Wolfgang von Trips fotografiado en Colonia

No puede decirse que los primeros pasos de Wolfgang von Trips en la F1 fueran memorables. En su primera temporada pagó su inexperiencia, que unida a su exceso de fogosidad le llevaron a disputar tan sólo 3 carreras, Argentina, Mónaco e Italia. Von Trips tenía un pilotaje muy agresivo que en demasiadas ocasiones le llevó a estrellarse antes incluso de tomar la salida, durante las sesiones de entrenamientos; esta característica, junto con su juventud, su atractivo físico y su porte aristocrático, le llevaron a convertirse en uno de los pilotos favoritos de la prensa especializada desde el inicio de la temporada, fama que pronto se extendió a las revistas del corazón de medio mundo. Von Trips era un auténtico galán, y además con billetera, con fama no del todo merecida de vividor, juerguista y mujeriego; su arrolladora simpatía y su exquisita educación pronto le convirtieron en un icono de la F1, y muchas mujeres empezaron a aficionarse a las carreras de coches al verle hablar por televisión, aunque su habitualidad en irse por fuera de la pista y chocar contra las protecciones motivó que los cronistas de la época solieran referirse a él con el malicioso apodo de "Conde von Crash". Con todo, cuando terminó el GP de Italia de aquel año en 3ª posición, compartiendo podio con Stirling Moss y Juan Manuel Fangio, y a dos vueltas del primer piloto de Ferrari, Mike Hawthorn, se convirtió en lo que su padre siempre había soñado: un icono para los alemanes, un ídolo de masas, un modelo a seguir en un país que de verdad los necesitaba.

La temporada de 1958, la primera sin Fangio, abría las posibilidades de victoria a muchos pilotos. No fue un buen año para el "Conde von Crash", que vio como su compañero Hawthorn se proclamaba Campeón del Mundo con el mismo Ferrari F2 con el que Wolfgang sólo podía ser 9º, aunque volvería a subirse al podio en el GP de Francia, consiguiendo cruzar la meta sólo en tres ocasiones. Convertido ya en el referente del automovilismo deportivo alemán, la temporada de 1959 fichó por Porsche, lo que contribuyó a cimentar su carácter de héroe nacional; sin embargo, la experiencia resultó completamente negativa; la escasa competitividad del monoplaza alemán, 0 puntos en la temporada y un solo GP disputado por Von Trips, el inaugural de Mónaco que no consiguió terminar, llevaron al alemán de nuevo al equipo Ferrari para disputar el último GP del año, el de Estados Unidos, en el que consiguió terminar 6º. La temporada de 1960 le sirvió para enderezar el rumbo, conseguiría disputar 9 de los 10 GP de los que constaba y terminar 8 carreras, la última al volante de un Cooper, aunque no se subió al podio en ninguna de ellas, siendo su mejor posición un 4º puesto en el GP de Portugal.

Todo cambiaría para Von Trips en la temporada de 1961; un cambio en la reglamentación técnica de la F1 que reducía los motores a 1.5 litros permitió a Ferrari recuperar la primacía en el Campeonato con su F156 "sharknose" (morro de tiburón) y los dos pilotos de la Scudería, Von Trips y el estadounidense Phil Hill (nada que ver con su coetáneo inglés Graham Hill) se disputarían la victoria final. El conde alemán conseguiría la victoria en Holanda y Gran Bretaña, mientras el estadounidense lo haría en Bélgica. Quedaban dos carreras para la finalización del Mundial, Italia y Estados Unidos, y Von Trips sólo necesitaba ser 3º en una de ellas para alzarse con el título de Campeón del Mundo de F1, el sueño de su padre, la ilusión de toda Alemania. De nuevo, muchos siglos después, un Von Trips portaba el estandarte de la Orden Teutónica y partía hacia la batalla decisiva al frente de todo un país que buscaba recuperar el orgullo perdido como pueblo.

.- El GP de Italia de 1961

Los momentos posteriores al accidente de Von Trips en el GP de Italia de 1961

El GP de Italia de 1961 tendría lugar el fin de semana del 10 de Septiembre, se disputaría en el trazado largo del Autódromo Nacional de Monza, de más de 10 km. de longitud, y tomarían parte en él 34 monoplazas, si bien la atención del público asistente la acaparaban los dos Ferrari, el de Von Trips y el de Phil Hill, que lideraban el Mundial a falta de dos carreras; 4 puntos les separaban, por lo que al alemán le bastaba un 3º puesto para proclamarse campeón mientras el estadounidense necesitaba la victoria en caso de que su compañero puntuase. La carrera había despertado una inmensa expectación en Alemania y eran muchas las emisoras de radio que retransmitirían la prueba en directo para el país centroeuropeo. Von Trips ya había conseguido dejar de lado el apodo de "Conde von Crash" terminando cinco de los seis GP disputados hasta el momento, pero aún se le resistían las sesiones de clasificación previas; mientras Hill había ganado 5 pole positions ese año Wolfgang no había conseguido ninguna. Pero aquella carrera era muy especial para Von Trips, mucho más que para Hill; ambos se jugaban el Campeonato del Mundo de F1, mas Von Trips se sabía además depositario de las esperanzas e ilusiones de millones de compatriotas que veían en él a su paladín, el caballero que les devolvería el orgullo de ser alemanes. Y el joven Conde Von Trips sentía sobre sus hombros el peso de la tradición familiar, de la responsabilidad de su apellido; por primera vez en su vida, Wolfgang conocía de verdad lo que significaba ser un Von Trips y tener toda una nación detrás esperando el resultado de un duelo singular, y en ello pensaba mientras se colocaba el casco y se sentaba en su caballo rojo para disputar la sesión de clasificación.

Contra todo pronóstico, el piloto alemán voló sobre el asfalto de Monza en aquella sesión; no era el italiano su circuito favorito, no en vano había sufrido 3 accidentes allí en los últimos 5 años, pero aquel día Von Trips pilotó con su agresividad habitual, con la misma falta de prudencia de siempre, pero sin cometer ni un solo error; el domingo empezaría la carrera más importante de su vida desde la primera posición, su primera pole position como piloto de F1. El domingo en la parrilla Wolfgang se mostraba tan simpático y comunicativo como siempre, mientras el estadounidense Hill fumaba cigarrillo tras cigarrillo junto a su monoplaza sin levantar la cabeza del suelo y sin hablar con nadie. La carrera arrancó con normalidad, con los Ferrari liderando la prueba, si bien un error de Von Trips en la primera vuelta que le llevó a salirse ligeramente de la pista provocó la pérdida de posiciones no sólo frente a su principal rival Hill, sino también frente a los otros dos Ferrari del estadounidense Richie Ghinter y del mexicano Ricardo Rodríguez, cuarto era Jim Clark con su Lotus y quinto Jack Brabham con el Cooper. La mayor velocidad de su Ferrari permitiría a Von Trips recuperar las posiciones de Brabham y Clark en la segunda vuelta, pero aún así se encontraba en 4ª posición, con tres Ferrari como el suyo por delante.

La maniobra decisiva de la carrera acontece al final de la segunda vuelta, en la breve recta previa a la curva Parabólica. Jim Clark circulaba por detrás de Von Trips y vio la oportunidad de pasarle, por lo que se salió de la trazada para ganar el carril central; sin embargo, la aceleración del Ferrari era superior a la de su Lotus y cuando llegan al punto de frenada sus neumáticos delanteros apenas si habían alcanzado los traseros del monoplaza rojo. Tras frenar, Von Trips inicia el movimiento hacia su derecha trazando hacia el primer vértice de la Parabólica, y de forma inconsciente provoca el contacto entre su neumático trasero derecho y el delantero izquierdo del Lotus. Lo que sucedió después fue uno de los accidentes más pavorosos de la historia de la F1; el Ferrari perdió el control de la dirección y comenzó a desplazarse lateralmente hacia su izquierda, saliéndose de la pista y chocando con el terraplén terroso que debería haberle frenado, pero debido al peculiar ángulo de incidencia del monoplaza no hizo sino catapultarle hacia arriba, saltando por encima de la protección para impactar contra las primeras filas de espectadores. Doce personas perdieron la vida de resultas del golpe, más otras dos arrolladas por el Lotus de Clark, que sí fue frenado por el terraplén, más el propio Conde von Trips, quien salió despedido de su monoplaza en una época en la que aún no se utilizaba el cinturón de seguridad, para quedar tendido en el suelo, completamente deshecho. La escena resultante era ciertamente tal cual un campo de batalla, con los cuerpos de las victimas tendidos sobre la hierba en caótico desorden y allí, entre todos ellos, muerto pero no vencido, el del Conde Wolfgang von Trips.

.- El legado de Von Trips

Monumento a Von Trips en el circuito de Nurbürgring

Phil Hill ganó aquella carrera sin saber de la muerte de su compañero, ya que por aquel entonces las carreras no se interrumpían porque hubiera acaecido un accidente, ni siquiera en caso de un fatal desenlace. No le dieron la noticia hasta después de haber bajado del podio, y fue el propio piloto quien en aquel momento anunció que por respeto a su compañero no correría la última carrera del año, precisamente el GP de EE.UU., su país, donde hubiera podido festejar el primer triunfo de un piloto estadounidense en el Mundial de F1. Ningún Ferrari tomo parte en aquel GP.

El Autódromo Nacional de Monza recortó la longitud de la pista desde los 10 km. de 1961 hasta los poco más de 5 que casi coinciden con el trazado actual. Suprimió la presencia del público justo detrás de las protecciones y ubicó a todos los espectadores en tribunas debidamente elevadas y protegidas.

Jim Clark, quien fue declarado culpable del incidente por los Jueces de Carrera, reconoció toda su vida que nunca pudo olvidar el accidente que costó la vida a Von Trips e incluso modificó su estilo de pilotaje desde aquel GP de Italia, respetando a partir de entonces las distancias con los otros monoplazas en el momento del adelantamiento. Dicho respeto a las distancias con los rivales hizo que fuera popularmente conocido entre sus compañeros pilotos de la época como "Gentleman Jim" y que el propio Jackie Stewart reconociera que "en la pista sabías que sólo adelantar a Jim Clark era ciento por ciento seguro".

Toda Alemania lloró la muerte del Conde Wolfgang von Trips, y como sucediera con alguno de sus antepasados fue pronto convertido en leyenda y fuente de inspiración para todas las jóvenes promesas del automovilismo germano, que grababan a fuego en sus corazones el propósito de lograr para Alemania el título que no pudo conseguir Von Trips. En honor a Wolfgang, el escudo de armas de los Von Trips luce desde aquel año la leyenda "In morte vita" ("Hay vida en la muerte"). Curiosamente, el propio Von Trips había vendido unos pocos días antes de su muerte el circuito de karting que había construido en Kerpen, cerca del castillo de los Von Trips, a un tal Rolf Schumacher, quien con el correr de los años entrenaría allí a sus dos hijos, Michael y Ralf, el mayor de los cuales conseguiría el primer título de Campeón del Mundo de F1 para un piloto alemán en 1994, cumpliendo así el sueño de Von Trips. A ese primer título siguieron otros seis más, convirtiendo a Michael Schumacher en el piloto más laureado de la historia de la F1... pero ésa es otra historia.

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