Estaba pensado que el piloto venezolano diese 12 vueltas a la pista, pero en su segundo giro Maldonado midió mal las distancias al hacer un trompo e impactó con su rueda trasera izquierda contra un bordillo, destrozando completamente la suspensión del monoplaza y dando por terminado el espectáculo de manera prematura. Un ridículo espantoso ante más de 20.000 personas que aplaudieron e ironizaron sobre el incidente a partes iguales.
Al menos su compatriota Rodolfo González, piloto de GP2 y también apadrinado por la empresa PDVSA, pudo salvar la exhibición dando ocho vueltas con un monoplaza de la categoría de plata. Y todavía había opciones de que los mecánicos de Williams pudiesen reparar el coche de Maldonado para que este volviese a salir, pero una tormenta eléctrica cerró definitivamente el espectáculo.
"¡Creo que necesito correr sólo! Eso sería mejor", bromeaba el venezolano en la edición impresa de la revista Autosport la semana pasada... pero parece que eso tampoco es la solución a sus problemas.
Muy arropado por su gente
Aunque eso sí, Pastor se sintió bien arropado por su gente y contento de rodar en Caracas. "Feliz de estar aquí con mi gente, de tenerlos a ellos acá, de tener a mi familia, a mis amigos... Es un sueño hecho realidad, sobre todo que la gente pueda disfrutar de un coche de F1, de GP2, del sonido de estos coches que no los vemos todos los días", dijo a la prensa nacional.
En el evento, denominado "Venezuela a Toda Revolución", estuvo presente también el medallista de oro olímpico en esgrima Rubén Limardo quien comentó que poco a poco su país se va convirtiendo en un referente deportivo. "Ahora a Venezuela la conocen no sólo por su petróleo y minerales, sino también por todos nuestros atletas. Me siento orgulloso de unirme a estos muchachos que están haciendo historia", comentó.