A pesar de que los comisarios decidieron que Red Bull no incumplía ningún tipo de regla, la FIA notificó este miércoles que el equipo debe cambiar los mapas motor de sus monoplazas de cara a la carrera en Hungaroring. Y aunque esa decisión puede que repercuta en la competitividad del equipo, Sebastian Vettel cree que las diferencias se notarán poco. Además, ha insistido en que los ingenieros no ven el problema tan grave como se puede ver desde fuera.
No sabe cuál será la diferencia exacta
"Obviamente, se está hablando mucho sobre el tema, y también hubo muchos comentarios el sábado pasado por la noche y el domingo de cara a la preparación de la carrera. Supimos lo que iba a pasar solamente una hora antes de la carrera, pero obviamente fue bueno empezar desde la parrilla. También tuvimos claro que el tema no había acabado ahí. Pero, para ser sincero, creo que hubo más escándalo escribiendo y hablando sobre ello, que en el problema del mapeado en sí", comentaba el alemán en la rueda de prensa previa al GP de Hungría.
Sin embargo, Vettel ha reconocido que estos cambios tendrán un efecto en la conducción del coche: "Obviamente, si se observan los coches de este año, son diferentes a los del año pasado en cuanto a regulaciones y a la posición en la que estás obligado a colocar los escapes. Todos están tratando de dar el máximo para intentar conseguir lo del año pasado. Pero no creo que ahora el coche no vaya a funcionar. Estoy casi seguro de que nada cambiará. Obviamente, tuvimos lo que tuvimos en Hockenheim porque creímos que el coche sería más rápido, así que será diferente aquí. Es difícil saber si serán dos décimas, media décima o nada".