Está acostumbrado. Hacer la pole, descorchar esa botella de champán al día siguiente y aparecer en los titulares han sido su oficio desde que se puso delante de un volante. Para los ajenos a las categorías inferiores, puede ser un don nadie, pero un simple vistazo a su historial demuestra la pasta de la que esta hecha el alemán más acertado del día en calificación.
La estrategia ha tenido mucho que ver y sin duda, la experiencia acumulada durante años en ese prodigioso equipo técnico del que han salido hombres como Adrian Newey o Ross Brawn ha servido para que el talentoso rookie tuviera todo en su mano para conseguir devolver al equipo por una ocasión al lugar donde debería estar más a menudo.
Mañana, uno de sus coches saldrá desde la pole del Gran Premio de Brasil. Rutina en los noventa, costumbre a inicios del nuevo siglo y noticia del año en 2010. Sin duda, todos los aficionados a la Fórmula Uno han dejado la tensión de la lucha por el título a un lado para esbozar una sonrisa cuando han visto un coche azul y blanco con el número uno en rojo y una maraña de esforzados mecánicos celebrando algo por lo que tanto han luchado.Que el tercer mejor equipo de su historia esté en posición de competir es una buena noticia para el Gran Circo y debería ser un toque de atención para las empresas que están debatiendo si patrocinar al equipo y al chico de los titulares de los periódicos del domingo. Se necesitan. Ellos no podrían tener un piloto con más futuro que él y él no podría estar en mejor sitio para progresar. Ojalá reine la lógica. De momento, hasta que se apague el semáforo reina él.