El año de la retirada de Bridgestone de la Fórmula 1 no pasará a la historia para algunos pilotos, que recordarán la actual temporada como una auténtica pesadilla. Desde un heptacampeón hasta el que fuera su escudero en sus últimos años de gloria, son las víctimas de los neumáticos japoneses.
Desde la primera carrera donde Alonso subía muy rápidamente la temperatura de sus gomas mientras que en el monoplaza de Massa sucedía justo el fenómeno contrario, la gestión de la temperatura ha sido un quebradero de cabeza para el brasileño.
Para que un neumático de Fórmula 1 de su mejor rendimiento y garantice el máximo 'grip', este debe funcionar dentro de un rango de temperaturas (por eso existen las mantas térmicas). El estilo de conducción de Felipe Massa, junto con un monoplaza que en la primera fase de Campeonato carecía de todo el 'downforce' (carga aerodinámica) necesario, no permitía a los neumáticos del ferrarista obtener su rango óptimo de funcionamiento. ¿Resultado? un diferencial con su compañero de equipo que se elevaba aún más con el uso de los compuestos más blandos.
Desde Valencia, el F10 no ha hecho nada más que crecer el competitividad gracias a las evoluciones aerodinámicas que aportaban ese 'downforce' extra, que le faltaba a Massa para mejorar el rendimiento de sus neumáticos, momento en el que el piloto ha mejorado sus posiciones en carrera hasta cierto punto.A pesar de los esfuerzos por adaptar su estilo de conducción a las gomas el brasileño ha dejado claro su handicap respecto a Fernando Alonso: "Fernando tienen una entrada en curva diferente, mucho más violenta. De esta forma las gomas cogen temperatura a la fuerza. Por el contrario mi estilo es diferente y me crea problemas."
Los datos de Ferrari demuestran cómo Alonso corta el circuito y recorre menos metros que su compañero, de hecho su forma de afrontar las curvas es totalmente opuesta a la de Massa, y esto le da una ventaja indudable, al conseguir hacer trabajar las ruedas mucho mejor a base de "fusta", mientras que las "caricias" del brasileño dejan impertérritos a los Bridgestone.
El propio Michael Schumacher es incapaz de afrontar ciertas zonas de los circuitos ante la incapacidad de tener el 'grip' (agarre) necesario en el tren delantero con los neumáticos de este año, lo que uniéndose a un monoplaza poco competitivo ha provocado toda una oleada de críticas por los pobres resultados obtenidos por el alemán ante su regreso a la F1.
Quedan tres carreras para que algunos se les termine el maleficio de los Bridgestone 2010, en espera de que las nuevas especificaciones 2011 de Pirelli les devuelva al lugar que les corresponde. La cuestión es que Alonso necesita a un Massa versión 2008 que si tarda hasta 2011 en llegar, no será una ayuda sino un problema.