Si se quiere marcar un buen tiempo en el circuito japonés hay que contar con un monoplaza que tenga una entrada en curva quirúrgica, de tiralíneas. Precisamente la precisión de la dirección es la característica técnica más importante de un monoplaza en Suzuka.
Los Red Bull cuentan con el tren delantero más ligero y preciso del lote (con unos alerones que de nuevo parecían ir muy cerca del asfalto, a pesar de los nuevos test de la FIA), lo que ha permitido a Sebastian Vettel marcar unos tiempos inalcanzables para el resto el viernes.
La reactividad del RB6 ofrece a los pilotos una capacidad de entrar en curva con una precisión desmedida, lo que les permite acortar la trazada de forma evidente, a la vez que consiguen una rapidez en los cambios de apoyo gracias a la cual Vettel enlazaba las siete curvas veloces del primer sector dejando a todos sus perseguidores sumidos en la desesperación.
El artífice de las prestaciones de los Red Bull es nuevamente el genio incombustible de Adrian Newey, que ha diseñado el esquema de suspensiones más extremo y ligero de todos los monoplazas. El británico nuevamente ha jugado con los límites de la resistencia de los materiales, como se aprecia al estudiar el buje delantero, el más liviano de la F1, que cuenta con unos soportes de los anclajes de las suspensiones y demás componentes más osado y que además debe soportar el peso extra de las pinzas de freno situadas en la parte inferior (para rebajar el centro de gravedad) y reducir al máximo las masas suspendidas (en los años 70, los Ferrari llevaban los discos de freno traseros a la salida del diferencial y no en el interior de las ruedas por este motivo).Una apuesta tan arriesgada ha supuesto en ocasiones averías mecánicas, como la de Vettel en Australia, o una menor resistencia a la temperatura de los frenos que ha penalizado en ocasiones a los Red Bull (y que es uno de los puntos fuertes de Ferrari, en especial con los nuevos discos con triple linea de agujeros de refrigeración). En el caso de la pista del país del sol naciente el diseño ha dado sus frutos llevando a ambos monoplazas a lo más alto de la tabla.
La comparación con Alonso y Massa ha sido clara en el primer sector, donde en la serie de curvas enlazadas, los Ferrari eran más nerviosos en la entrada en curva, con trayectorias menos precisas que les obligaban a aprovechar los pianos más de lo necesario.
Peor que los Ferrari se han situado los McLaren que con una dirección mucho más perezosa no les permitía afrontar la parte más rápida del circuito, como confirmaba el propio Button tras la la primera sesión de entrenamientos libres, pidiendo al equipo que trabajara en la dirección de su MP4-25.