Ambos equipos supuestamente infringieron las normas en 2016 en lo referente a la suspensión del monoplaza. En la pasada campaña, tanto Mercedes como Red Bull diseñaron un nuevo sistema de suspensión que era un imitador del FRIC, sistema que Charlie Whiting y la FIA consideran ilegal. Ambos equipos elaboraron un elemento hidráulico que permitía un mejor control de la parte delantera, lo que significó que el coche tenía un mejor ángulo óptimo. Como resultado, mayor carga aerodinámica y mejor resistencia.
Pero el conjunto de Brackley y el de Milton Keynes lo utilizaron de diferente forma. Mercedes le sacó partido en las curvas de alta velocidad, manipulando el ángulo aerodinámico del coche con el sistema hidráulico y los acumuladores. Por su parte, Red Bull sacó partido del tren trasero, haciéndolo rendir mejor de manera que mejorase la efectividad del pronunciado rake que utilizaba el equipo. Con ese uso, el tren trasero se relajaría superado un determinado punto, mejorando la velocidad punta del coche en recta.
Así pues, tras saber que ese sistema es ilegal, ambos equipos deberán trabajar laboriosamente para conseguir confeccionar un nuevo sistema de suspensión que entre dentro de la normativa. Veremos si este contratiempo afecta al rendimiento a lo largo de la temporada. Tal vez, veamos una lucha apretada entre Mercedes y Red Bull, aunque muchos creen que la ventaja del equipo alemán sigue siendo grande.