En el GP de Alemania de 1976, disputado en el 'infierno verde' de Nürbürgring, el piloto austriaco perdía el control de su Ferrari en la segunda vuelta, se estrellaba contra las barreras, su coche se veía envuelto en una gigantesca bola de fuego y, pocos segundos después, otro piloto lo embestía a toda velocidad.
El casco de Lauda incluso llegó a romperse, pero gracias a la ayuda de cinco espectadores, cuatro pilotos y un policía, el rescate fue rápido y pudo salvar la vida. Aún así, las quemaduras de primer grado en manos y cabeza, los múltiples huesos rotos y los pulmones llenos de gases tóxicos hicieron temer a los médicos por su vida. Tanto que incluso un sacerdote llegó a darle la extremaunción.
Volvió a correr 6 semanas después de estar a punto de morir
Sólo seis semanas después, Lauda volvería a montarse en su monoplaza para disputar el GP de Italia. Acabó la carrera cuarto y con sus múltiples vendajes empapados en sangre. Por algo se le conocía como "El intrépido".
A pesar de las todavía hoy visibles marcas que le dejó aquel accidente, el austriaco quedó segundo en el Mundial de 1976, ganó el título al año siguiente y lograría su tercera corona más tarde en 1984.
Una apasionante historia, ¿verdad? Pues esperemos poder verla pronto en las pantallas grandes de nuestros cines.